Entender el rompecabezas de la inmigración es un arduo trabajo. Lo es porque los movimientos migratorios son procesos sociales complejos en los que intervienen distintos actores con intereses que pueden ser coincidentes o contrapuestos.
Además, se desplazan en contextos diversos que hacen que cada proceso migratorio tenga componentes específicos diferenciados. Estos contextos son tanto los que se producen en los países de origen como en los países de destino.
A ello hay que añadir la situación en los países de tránsito y las dificultades que han de afrontar las personas migrantes en sus desplazamientos transfronterizos.
Todo ello configura un panorama de la "cuestión migratoria" muy diverso. Por eso es difícil comprender la inmigración.
Sin embargo, comprender la inmigración es importante. Al menos por tres razones básicas.
En primer lugar, para hacer frente a los prejuicios, estereotipos y actitudes xenófobas que existen en nuestras sociedades.
En segundo lugar, comprender la inmigración es importante porque ayudará a elaborar políticas migratorias más eficaces y justas que lleven a una migración segura, ordenada y regular.
Y, en tercer lugar, comprender la inmigración es importante porque nos ayuda a definirnos como sociedad. Cómo actuemos con la inmigración es el mejor espejo para saber el tipo de sociedad que queremos construir colectivamente. Una mejor comprensión del hecho migratorio nos ayudará a construir una sociedad más justa e inclusiva, donde todas las partes sean tratadas en igualdad de condiciones, con respeto a los derechos humanos y sin discriminación por su origen, por su género o su orientación sexual u otros motivos de discriminación.